Principal PRENSA El vidrio artístico - Revista Habitat - Boletín N° 9
El vidrio artístico - Revista Habitat - Boletín N° 9

EL VIDRIO ARTÍSTICO Y SU RELACIÓN CON LA ARQUITECTURA - 1º Parte
por Carlos Herzberg

El vidrio como elemento de la arquitectura aparece tempranamente en Asiria ligado a la cerámica, ésto es, a una superficie vidriada, a esmaltes vidriados, de sales, de plomo, alcalinos, que nos hace pensar que existiría alguna conexión -no podríamos definir cuál- entre los maestros vidrieros y los maestros ceramistas. La primera inclusión arquitectónica del vidrio artístico bajo la forma de vitral de la que se tiene referencia, es el vitral "Los Profetas" -el primero que se conserva completo-, ubicado en la catedral de Augsbourg. Este vitral está colocado en una catedral románica con un sentido arquitectónico muy claro que es el de iluminar un sector determinado de este espacio religioso. Por tal motivo, si bien presenta una figura central, sus bordes están realizados en vidrio blanco, opalino, generando así una expansión clara de la luz. El Románico se caracteriza por esta inclusión de vitrales que funcionan como ventanas, focalizando e iluminando un punto de la abadía, la iglesia o la catedral.
Con este sistema de iluminación, el vitral divide el espacio religioso en un adentro y un afuera, generando un punto luminoso hacia el cual se dirije el orante, colocando de este modo a Dios fuera del edificio y fuera del alcance de la órbita del fiel. Posteriormente, el Gótico, al construir esas inmensas paredes de luz, esa suerte de microcosmos lumínico coloreado dentro de la catedral, situará al orante en un mismo nivel con este "pequeño paraíso", haciendo desaparecer así aquella primera división entre el adentro y el afuera.  En relación a esta cuestión podemos plantear una breve digresión, comentando los relatos de Marco Polo acerca del Viejo de la Montaña, que datan del año 1200, momento de expansión del Gótico. Así pues, el Viejo de la Montaña basaba su poder como gobernante en su posibilidad de asesinar gente; contaba con un grupo de asesinos que realizaban esta tarea; para conseguir una entrega absoluta de ellos hacia él, primeramente los drogaba y luego los introducía en una parte especial de su castillo donde se reproducía un micromundo con huríes que bailaban, bellas y exóticas mujeres, un sistema de refrigeración con aire y humedad, etc. Tras un fugaz paso por este paraíso artificial los drogaba nuevamente, los sacaba de este sector del castillo y les decía que para recuperar aquel bienestar debían rendirle una lealtad absoluta aún cuando se les llegara a exigir la propia vida. Este sistema de micocosmos asombrosamente aparece en la China que visita Marco Polo, así como también en la Catedral de Saint Denis, punto de partida del Gótico fundado en el proyecto del abad Suger, cuando decide que la iglesia misma se ilumine por dentro mediante una pared de luz que genere una gran vibración de color dentro del recinto para transportar al orante a una situación de beatitud, de gran felicidad y de cercanía al paraíso divino. En esencia, el vidrio artístico se articula en el fenómeno de la catedral románica, en un primer momento, y fundamentalmente encuentra su momento de esplendor en la catedral gótica. Frente a este espacio lumínico generado por la vitralística gótica, reacciona San Bernardo quien cuestiona la sensualidad de los vitrales de la catedral de Saint Denis realizando una de las descripciones más agudas, detalladas e interesantes sobre estos mismos vitrales; sin dudas, esta sensualidad del color lo conmovió tan profundamente que lo que estaba destinado a ser una detracción de los vitrales patrocinados por el abad Suger, devino una de las descripciones más encantadoras y completas de esta poética del vidrio. No obstante, a partir del siglo XV el vitral comienza a abandonar su pregnancia a la luz y se lo empieza a trabajar como si fuera pintura al óleo. Se inicia así un período que se conoce como de decadencia del vitral que se extenderá hasta el siglo XVIII. Durante el mismo, no se pinta el vidrio, no se trabaja con vidrio de color, sino que se realiza meramente una pintura, en unos casos con óleo y en otros casos con una grisalla de baja temperatura que se usa a la manera de una témpera o de un óleo, y que brinda un pobre resultado en el sentido de la luz, ya que el ambiente deja de ser invadido por un determinado color o luminosidad. En el siglo XIX, cuando Rodin y Viollet-le-Duc impulsan la restauración de los vitrales de las catedrales francesas, se encuentran con que ya no existen vitralistas ni bibliografía sobre el arte del vitral. Por tal motivo, junto al dueño de Sèvres, un químico de reconocida trayectoria en aquel momento, inician el arduo camino de la reconstrucción de la casi perdida y lejana técnica vitralística. "Hemos conseguido la técnica pero no el alma" concluye diciendo Viollet-le-Duc al finalizar la restauración de una serie de vitrales de diferentes catedrales francesas. Tanto es así, que con algún criterio interesante la Municipalidad de París decide -durante las Primera y Segunda Guerra Mundiales- no quitar los vitrales restaurados entre los siglos XVII y XVIII; razón por la cual se salvan de los bombardeos tan sólo los vitrales anteriores a estos siglos. Tras las guerras, entre vanos, ventanas rotas y vitrales desaparecidos, la Municipalidad de París llama a concurso a jóvenes vitralistas que generan una reedición del arte del vitral y una vuelta a las técnicas góticas con su ética de la luz y el objetivo de conmover el alma; con ellos se produce tembién una combinación de estilos en las catedrales francesas donde vamos a encontrarnos con los vitrales góticos, modernos y contemporáneos, ensamblados con muy buen criterio estético pudiéndose observar, de este modo, dos épocas de un mismo arte. Hacia los años ´70 el vidrio artístico comienza a convertirse en un gran negocio y a generar un gran mercado en los Estados Unidos, particularmente en la zona de California, con miras a Japón, un importante consumidor del mismo.

 

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